El Real Madrid se impuso en el primer Clásico de la época de las obras en el Camp Nou. En la montaña mágica de Montjuic, Jude Bellingham, la gran estrella hasta el momento de la presente Liga, fue el rey. Suyos fueron los dos goles que remontaron el inicial de Gündogan.
Con un partido que puede responder al tópico de un tiempo para cada equipo, el Real Madrid supo aprovechar mejor su superioridad en la segunda parte para que superar a un FC Barcelona que había dominado el primer tiempo. Un dominio más «espacio – temporal» que plasmado en ocasiones. Además, un dominio nacido del tempranero gol del alemán Gündogan, probablemente el mejor hombre de los de Xavi durante (y tras) el partido. El reciente fichaje blaugrana quiso entrar en pared con Ferrán Torres. El despeje corto de Tchouameni hacia su área dejó el balón entre Carvajal, Rudiger y Alaba. Solo éste último, que era quien se encontraba más lejos, se animó a ir a por un balón en el que Gündogan puso mucha más fe. Eso le sirvió para plantarse ante Kepa y superarle con destreza.
El partido en ventaja se volvió cómodo para el Barça, que sin grandes alardes, presionaba muy bien la salida del Real Madrid, anulaba sus opciones de transiciones rápidas y manejaba el balón en campo contrario. Gündogan llevaba el metrónomo, Ferrán se movía entre líneas, Joao Félix se cansó pronto de intentarlo, Joao Cancelo no terminaba de sorprender con sus avances y Fermín resultaba el más peligroso.
Se llegaba al descanso con la sensación entre los blancos de que el partido tendría que cambiar mucho para darles una alegría. Aunque salieron con mejor disposición, a los cinco minutos de la segunda parte se encontraron con una doble ocasión de Christensen y Araujo a la salida de un córner que resolvieron entre el poste y Kepa. Un mejor manejo del banquillo y un mejor estado físico fue haciendo meterse en el partido al Real Madrid, que tampoco había gozado de grandes oportunidades cuando Bellingham decidió que disparar desde 30 metros podía ser una buena solución. Tremendo golazo del inglés que terminaba de dejar claro que, con 68 minutos de partido, una hora de dominio blaugrana infructuoso podía ser motivo de lamento en la montaña de Montjuic.
Un Barça sin salida ni llegada se tentaba la ropa en busca de un empate que parecía lo más justo visto el desarrollo del partido. Hasta que ya en el descuento, un centro de Carvajal era interceptado por Modric con un mal control que posibilitaba que la pelota cayera a pies de Bellingham, del rey de la montaña, del bendecido por la magia de este principio de temporada, para anotar desde el área pequeña el definitivo 1-2.
Pero más allá de los hechos, hay una serie de claves que nos deja este partido sobre las que me gustaría reflexionar con ustedes.
Hey Jude!
Disculpen. Sí, me parece una horterada todo esto de utilizar la histórica «rivalidad» entre Rolling Stones y Beatles para, toda vez que el Barça llevaba en la camiseta el famoso logo de la lengua que caracteriza a los de Mick Jagger y el Real Madrid anima a su nueva estrella a ritmo del «beatleliano» Hey Jude, identificarlos con ambos equipos. Pero ha sido una de las características de este partido, sobre todo desde el punto de vista mediático, y me parecía correcto reseñarlo. Aunque fuera para criticarlo por facilón.
De hecho, profundizando, me parece que el Barça es en su planteamiento más «Beatle» y el Real Madrid es más «Rolling». Los catalanes tienen un fútbol más melódico y armónico, mientras que los madrileños desarrollan un juego más rock, más rompedor.
Y en ese rock and roll madridista, el papel que Ancelotti le ha reservado a Bellingham es brillante e inteligente. El italiano demuestra ser capaz de exprimir las cualidades de su plantilla año tras año, buscando soluciones para dar cabida a sus más valiosas piezas.
En este caso, la salida de Benzema dejaba un hueco en la punta que Rodrygo ha demostrado no haber nacido para cubrir. Tampoco Joselu parece el nivel de «nueve» que espera un equipo con las aspiraciones del Real Madrid, aunque sí sea un buen complemento. Así, poner a los brasileños por delante abriendo el campo y reforzar el centro del campo con los Valverde, Tchouameni o Camavinga, ha posibilitado dar la opción a Bellingham de ser libre y feliz para campar a sus anchas (y largas) por las zonas donde más peligro pueda provocar su presencia. El resultado, un chorro de goles que nadie esperaba.
La influencia de los cambios
El segundo tiempo fue virando la impresión que dejaba el partido según el Real Madrid fue cogiendo el control. No creo que por casualidad, al mismo ritmo al que se iban produciendo los cambios en ambos conjuntos.
Fue un hecho innegable que el Barça fue perdiendo peso según Xavi iba realizando cambios, de igual manera que el Real Madrid lo fue ganando con las sustituciones ¿Significa esto que debemos matar a Xavi y encumbrar a Ancelotti? No necesariamente, sería un análisis demasiado básico. Lo que sí es cierto que probablemente se haya sobredimensionado el buen impacto de los jovencísimos canteranos de La Masía y que las bajas médicas o de forma del Barça, llegados a partidos de este empaque, sean demasiado para tirar de un grupo de tardoadolescentes. Mientras tanto, el Real Madrid contaba con adultos soldados curtidos en mil batallas para dar la vuelta al partido.
A los seis minutos de la reanudación, Camavinga entró en el terreno de juego por la lesión de Mendy. Ocupó esa posición de lateral izquierdo que no termina de gustarle y que no termina de convencer, pero en la que habitualmente aporta más al haber que al debe del equipo. Ayer fue la chispa que necesitaba el equipo, aunque sufrió en un par de ocasiones ante Cancelo, cuando recuperaba empujaba rápidamente hacia adelante, con esa extraña capacidad suya para avanzar aunque parezca que no tiene el balón bien domesticado.
El primer cambio de los locales (minuto 60) fue la vuelta de Lewandowski sustituyendo a Ferrán Torres. La insustancial presencia del polaco puede ser disculpable tras salir de varias semanas de baja, pero empieza a acumular desde mitad de la pasada campaña muchos minutos por debajo del nivel que le conocíamos, veremos en las próximas jornadas si es definitivamente preocupante.
Dos minutos después entraban Modric y Joselu por Kroos y Rodrygo. Sin mucho brillo, el delantero al menos aculó a los defensas y les dio el trabajo que el brasileño no había conseguido darles ni de lejos. Por su parte, la salida de Kroos podía sorprender, ya que había parecido el mejor en el primer tiempo, pero el croata acompañó perfectamente el aumento del ritmo del que su equipo iba disfrutando. Incluso fue el involuntario asistente del gol de la victoria.
Cuando el partido ya estaba empatado y descontrolado, en el 71, Xavi, con una decisión a la que no se le puede negar el sentido común, sacó del partido al bullicioso Fermín para dar entrada a Oriol Romeu. No seré yo quien hable mal del mediocentro excanterano que tan brillante estuvo la pasada campaña en Girona. Pero cada vez se hace más patente que se queda corto en el papel de sustituto de Busquets en el juego blaugrana, o que, al menos en partidos como este, le queda muy grande la exigencia debida. Ayer estuvo nervioso, impreciso y fallón. Incluso en el segundo gol del Real Madrid es él quien deja de perseguir a Bellingham en el área.
Como el partido no se enderezaba, a la media hora de la segunda mitad entraban Yamal y Raphinha por Cancelo y Joao Félix. Sorprendía la salida de Cancelo, que dio las mejores opciones de salida del Barça en el segundo tiempo. No tanto la salida del excolchonero, que había desaparecido tras algunos pocos destellos en la primera parte. Los dos entrados poco aportaron. El partido ya se les había ido y no entraron con ritmo suficiente para adaptarse a él.
El último cambio del partido, ya avanzado el descuento, fue la entrada de Lucas Vázquez por Vinicius con la única intención de perder tiempo. Algo en lo que el brasileño se excedió, mostrando su cara negativa y desagradable en el último momento de un partido en el fue la única nota polémica discordante tras no haber brillado en lo deportivo.
Repasado todo ello, queda claro que todos los movimientos que hizo el Real Madrid, aportaron. Mientras los del Barça lo fueron diluyendo.
Doctor, ¿Cómo está Frenkie?
Eso debe decir Xavi a los miembros del cuerpo médico del Barça cuando cada mañana llega a la Ciudad Deportiva de Sant Joan Despí. Frenkie de Jong, lesionado desde hace poco más de un mes, es pieza clave en el fundamento del juego del Barça.
Apoya delante y apoya detrás. Da sentido a cada balón que recibe. Roba y distribuye. Llega y asiste. Tal vez sin tener un juego tan vistoso como, por ejemplo, el también lesionado Pedri, Frenkie de Jong fue muy importante en el título de liga de la pasada temporada. El alfa y el omega. El que adivina aquello que Xavi querría que pasara. Se le echa de menos en nuestras pantallas, pero sobre todo a Xavi en su pizarra.
¿Y ahora qué?
Ahora, el Barça ha caído a la cuarta plaza y se le han venido encima sus fantasmas. Superado no solo por el Real Madrid, sino por sus vecinos del Girona y por el Atlético de Madrid. Dos equipos que están compitiendo a buen nivel y que no le van a regalar el sorpasso.
Va a tener que lidiar con las bajas y con los problemas que puede suponerle poder tener que contar con los juveniles para partidos grandes y en momentos donde la experiencia es un grado. El sábado fue insustancial cuando jugó bien y se vio encerrado cuando jugó mal.
Mientras, el Real Madrid respira desde lo alto de la clasificación para quitarse de encima el sambenito de que no estaba rindiendo en los partidos grandes. Tras dejar dudas en las visitas al Metropolitano y al Pizjuán, se trae los tres puntos de la visita suprema.
Aun tiene que ajustar cositas de sus alineaciones y distribuciones tácticas ¿Pero qué equipo no tiene dudas? Tiene tiempo para irse definiendo, aunque no fue suficientemente brillante como para hacer sospechar que se vaya a pasear por la Liga o que vaya a triunfar en Europa. Viendo el panorama Champions, pareciera estar por debajo de otros. Pero este es el Real Madrid, y cuenta con el factor Bellingham, el rey de la montaña.
Bonita crónica y buen análisis,comparativas musicales incluidas,pero lo que no se dice explícitamente es que el fútbol desplegado en el partido deja bastantes dudas y demuestra el paulativo bajón del fútbol español de club,que va perdiendo ese esplendor de antaño que lo hacia triunfar en las competiciones europeas y gozar a los aficionados españoles.
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