Hay equipos de fútbol cuya historia, por singular, merece un artículo. Por eso me apetecía hablar del club que se creó tras fusionar los equipos de Sampierdarenese y Andrea Doria. El resultado de esa unión se fundó en 1946 con el nombre de Sampdoria.
Otra particularidad del club de Génova es la silueta que habita en el escudo. Con un sombrero tradicional de la zona y fumando en pipa, Baciccia, un marinero, es el símbolo de la Sampdoria. Por lo tanto, en la tierra del más famoso marinero de la historia, Cristóbal Colón, el barco de la Samp navegaría por aguas relativamente tranquilas durante casi cuatro décadas, hasta el año 1982, cuando contrató, procedente del Bolonia, a uno de los más ilustres marineros de su historia, el gran Roberto Mancini, que contaba entonces con 18 años. Dos años más tarde, se acometió el fichaje de otro joven que sería vital en la navegación de la nave, hasta convertirse en un mito. Desde el Cremonese, Gianluca Vialli, con solo 20 años, se unía a Mancini para formar una dupla inigualable, que pronto comenzaría a conocerse como los gemelos del gol.
Junto a ellos, dirigidos por el entrenador italiano Eugenio Bersellini, el club de Génova contrató a dos ilustres futbolistas británicos, como el escocés Graeme Souness y el inglés Trevor Francis. De esta manera, la Samp conquistó su primer gran éxito, la copa de Italia en la temporada 1984/85.
Pero los dueños de la nave quisieron dar un golpe de efecto al entregar el timón, en la temporada 1986-87 a un viejo lobo de mar, el entrenador yugoslavo Vujadin Boskov. Con él a los mandos, la Sampdoria apuntala la tripulación con nombres tan importantes como Pagliuca, Vierchowod, Carboni, Katanec, Toninho Cerezo, Víctor Muñoz o Enrico Chiesa. El navío genovés, viento en popa a toda vela, alcanza la etapa más gloriosa de su historia con éxitos tan importantes como dos nuevas copas de Italia (1987/88 y 1988/89) y su primer título internacional, la Recopa de Europa de la temporada 1989-90 al ganar al Anderlecht belga por 2-0. Y no acabarían los éxitos todavía, ya que el summum llegaría con una victoria ante el Lecce que serviría para conquistar el scudetto en la temporada 1990-91, con el protagonismo estelar de Vialli, que fue el máximo goleador del campeonato con 19 dianas. Aquel fue, hasta la fecha, el último campeonato que no ganó un club de Milán, Turín o Roma.
En la temporada 1991-92 se disputó la última edición de la Copa de Campeones de Europa, que ya comenzaba a transformarse en la actual Champions League. Aquella edición se jugó con un formato hasta entonces desconocido y atrevido, ya que se suprimían las eliminatorias de cuartos de final y semifinales para ser sustituidas por una liguilla final de dos grupos con cuatro equipos cada uno. Los campeones de ambos grupos disputarían la final del torneo.
La Sampdoria comenzó el torneo arrollando al Rosenborg de Noruega por un contundente 7-1. En la siguiente ronda, los italianos vencieron al mítico Honved de Budapest por 4-3. De esta forma, el galeón genovés se plantó en la liguilla que determinaría los finalistas.
Junto a la Samp, en un grupo estaban el Estrella Roja, campeón de la edición anterior, el Anderlecht y los griegos del Panathinakos.
Con una sola derrota (ante el Anderleht), dos empates y tres victorias, la Sampdoria acabó liderando el grupo y clasificándose para la final, donde lucharía por el gran tesoro de la temporada en el legendario estadio de Wembley, ante el todopoderoso Barcelona de Johan Cruyff.
Vialli dispuso de dos claras ocasiones para marcar, pero el partido llegó hasta la prórroga con el empate a cero inicial. En el minuto 111, Un excelente Pagliuca, que lo había parado todo, no pudo evitar el latigazo de Ronald Koeman, que acabó dando la victoria al equipo azulgrana.
A partir de ese momento, el barco de Génova regresó a su tranquila navegación mientras Baciccia apagaba su pipa y se retiraba a descansar con la satisfacción de haber contemplado como su equipo había llegado a codearse con los mejores buques de Europa.
Un bonito boceto de la historia de un club simpático, que como tantos otros ha tenido una etapa brillante por la conjunción de varios factores,entre ellas la gestión y el acierto,para sumirse discretamente después en la relativa penumbra de la medianía.
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