El sueño de muchos padres y madres aficionados al deporte rey es que algún hijo pueda llegar a ser profesional y triunfar como futbolista. El caprichoso destino evita la mayoría de las veces que esa ilusión se pueda cumplir. Sin embargo, otorga el privilegio a otras familias para que dos hermanos lleguen a enfrentarse en un terreno de juego ante la mirada orgullosa de sus padres que, con el corazón dividido, no saben por qué colores decantarse, ya que la alegría de un lado trae consigo la consiguiente tristeza del que cae derrotado.
En los tiempos recientes, podemos encontrar varias sagas de hermanos que se hayan ganado la vida en un campo de fútbol.

Kolo, Yayá (e Ibrahim, un tercer hermano que no llegó tan lejos como los otros dos) Touré, Kevin Prince y Jerome Boateng, Gonzalo y Federico Higuaín o Jonathan y Giovanni Dos Santos, son algunos ejemplos de enfrentamientos con un balón de por medio donde, en estos casos concretos, se pone en juego, además, la supremacía familiar.
Si echamos la vista atrás, la lista se amplía con la aparición de apellidos ilustres como los Milito (Diego y Gaby), Alonso (Xabi y Mikel) o Cannavaro (Fabio y Paolo). Para muchos, quizá los más conocidos puedan ser los De Boer (Ronald y Frank) que, para añadir más singularidad, eran, además, gemelos. Ambos triunfaron en el mundo del fútbol e incluso llegaron a coincidir alguna temporada en las filas del Barcelona.
Si volvemos de nuevo a la actualidad, se pueden encontrar dos sagas que puedan llegar a llamar la atención. Por una parte, los vástagos del gran Mazinho, mediocentro del mejor Celta de la historia, los Alcántara. Thiago (jugador importante del Bayern Munich y la selección española) y Rafinha (en las filas del Celta de Vigo), que, a diferencia de su hermano, decidió jugar con los colores de Brasil y no con los de nuestro país.
Sin duda, los más mediáticos nos llegan de Bélgica con el apellido Hazard. Thorgan, que este verano fue traspasado al Borussia Dortmund y Eden, la gran estrella de los fichajes de esta temporada, donde culminó sus innumerables flirteos con el Real Madrid para convertirse en el nuevo galáctico del Santiago Bernabeu.

Sin embargo, a la hora de elegir los mejores, surgen dudas razonables a causa de la calidad y el historial de los candidatos que quiero proponer.
Por un lado, los ingleses no admiten ningún tipo de debate ante el palmarés de los suyos, sin duda, piezas fundamentales de la historia del fútbol británico y mundial. No en vano, los dos hermanos vistieron la camiseta de la selección inglesa cuando ganó su primer y único mundial hasta la fecha.
Bobby Charlton, en el Olimpo del reino del balón y nombrado como el mejor jugador inglés de todos los tiempos y uno de los mejores europeos del siglo XX. Por si este palmarés fuese escaso, le acompaña el de su hermano John, más conocido como Jack, es uno de los más conocidos one club man, ya que ejerció toda su carrera como defensa central en el Leeds United. Pero un debate futbolístico sin jugadores brasileños de por medio pierde todo interés. Sobre gustos no hay nada escrito, y los míos van por otros caminos.
Con el debido respeto y admiración hacia los Charlton, cometo la osadía de inclinarme hacia los Souza Vieira de Oliveira. Sócrates, que con tan excelso nombre también impartió clases de sabiduría futbolística, sobre todo con la camiseta de la selección brasileña, donde fue una de sus piezas fundamentales de aquel equipo que maravilló al mundo en el Mundial disputado en España. Un futbolista especial que no pudo alcanzar la gloria de ser campeón del mundo. Un logro que sí consiguió su hermano, Raí.

A principios de los noventa, la mayoría de los aficionados al fútbol de fuera de nuestras fronteras conocían a equipos brasileños como Flamengo o Palmeiras, sobre todo. Entonces surgió una escuadra, Sao Paulo, que enamoró a muchos, entre los que me incluyo, gracias a su juego alegre y vistoso. El líder indiscutible de aquel club era Raí, no tan famoso como otros futbolistas de ese país, pero con una clase infinita.
En fin, que hermanos ha habido y habrá muchos en este deporte que tanto nos gusta. Pero los venideros habrán de tener mucha calidad para superar a todos los aquí nombrados.