Es sobradamente conocido el dicho que asegura que la leche es uno de los alimentos más completos que existen, aunque habrá mucha gente que esté convencida de que, sin duda es el alimento perfecto por excelencia. Esta afirmación tendrá más adeptos en la ciudad italiana de Parma, sobre a todo a partir de finales de la década de los 80, cuando la multinacional de productos lácteos Parmalat se convirtió en el principal patrocinador del equipo de fútbol de la ciudad, el Parma Associazione Calcio.
Tras varios años deambulando por las categorías inferiores, el Parma, dirigido por Nevio Scala, asciende por primera vez a la serie A en 1990. Su primera temporada en la élite es exitosa, ya que el club alcanza la sexta posición final en la tabla, lo que le da derecho a jugar la copa de la UEFA. Ese logro se consiguió con fichajes tan reputados como el portero brasileño Taffarel, el defensa belga Grun o el atacante sueco Tomas Brolin. Así daba comienzo la etapa más gloriosa del arma.
Al año siguiente, consolida su fortaleza al quedar séptimo clasificado en la liga y sumar su primer gran trofeo, la Copa de Italia, ante el que se convertiría en uno de sus principales rivales, la todopoderosa Juventus de Turín,
Continuó con su inercia ascendente en la siguiente temporada, cuando conquistó su primer éxito internacional al levantar la Recopa de Europa, después de vencer al Atlético de Madrid en semifinales y vencer en la gran final al belga Royal Antwerp por 3-1. En esa plantilla ya destacaba alguien que llegó a convertirse en una leyenda del club, el colombiano Faustino Asprilla.

Para seguir cosechando triunfos, el equipo debía reforzarse, y lo hizo contratando a otra gran estrella, el genial italiano Gianfranco Zola, En la temporada 1993/94, los parmesanos conquistaron la Supercopa de Europa, Esa temporada también consigue llegar a la final de la Copa de la UEFA, que pierde ante el Arsenal.
El club da un golpe de efecto para consolidarse como uno de los grandes de Europa y logra para la siguiente temporada (1994/95) la contratación de figuras tan destacadas como Buffon, Fernando Couto o Dino Baggio, Esa temporada pudo ser histórica para el Parma, pero se encontró con un obstáculo enorme, la Juventus de Turín. La “Vecchia Signora” dejó al Parma como subcampeón en tres competiciones: Liga, Copa y Supercopa de Italia.
La deseada revancha llegó en la Copa de la UEFA donde el Parma, después de eliminar a equipos como Athletic de Bilbao o Bayer Leverkusen, vence por fin a la Juventus en la gran final.
A pesar del fichaje de grandes cracks como Hristo Stoichkov, el Parma estuvo algunos años sin conquistar ningún título, racha que finalizó en la temporada 1998/99. El equipo se había reforzado notablemente con nombres tan importantes como Thuram, Cannavaro, Verón, Hernán Crespo o Abel Balbo. Con esos jugadores conquista un preciado doblete, al vencer en la Copa de la UEFA. (eliminando otra vez al Atlético de Madrid en semifinales y ganando la final al Marsella por 3-0) y la Copa de Italia.
Sin embargo, a partir de entonces comienza el declive. Aún así, todavía pudo ganar algunos títulos aislados como copas o supercopas de Italia. Pero ni siquiera la llegada de grandes futbolistas como Paulo Sousa, Ariel Ortega, Almeyda, Savo Milosevic, M’Boma, Appiah, Nakata o Adriano impidió que el Parma fuese perdiendo fuelle poco a poco hasta que, coincidiendo con la crisis de su patrocinador culminase esa caída con la bancarrota y desaparición en el año 2015.
Rebautizado como Parma Calcio 1913, el club se refundó y comenzó a competir en el fútbol amateur, en la Serie D. Como el Ave Fénix, el Parma resurgió de sus cenizas para protagonizar un hecho histórico en Italia, al ser el único club en ganar tres promociones consecutivas en tres categorías diferentes para volver a la Serie A en 2018.
Durante la década de los 90, al menos futbolísticamente hablando, el Parma fue el mejor ejemplo de que el dinero sí que da la felicidad.
Otro ejemplo de las etapas por las que pasan aquellos clubes apoyados por personas o entidades ajenas al entramado profundo y sólido de sus aficiones reales,que o bien son abandonados a su suerte cuando la persona o entidad se cansa de ellos,desaparece o carecen de los conocimientos necesarios para una buena y continuada gestión.
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