Por enésima vez bajan las aguas revueltas en el Real Betis Balompié. Y es que el sevillanísimo equipo de las trece barras verdiblancas se ha ganado a pulso el calificativo de entidad que tiende a la autodestrucción, a la guerra civil, en casi constante estado de desquicie general y ambiente crispado. No hay paz para el bético. Pero, intuyo, tampoco la habrá para el dúo Haro y Catalán (los mandamases béticos a día de hoy), habida cuenta de los últimos acontecimientos acaecidos en el seno del club que desembocaron en el día de ayer en la salida de Lorenzo Serra Ferrer del organigrama deportivo del club.
Para los más profanos en la actualidad bética, vamos a ponernos en situación. Ángel Haro y José Miguel López Catalán se hicieron con las riendas de un Betis agonizante en septiembre de 2015, tras una Asamblea de accionistas en que lograron el apoyo mayoritario de la masa accionarial frente a Manuel Castaño, un abogado sevillano que ostenta uno de los mayores paquetes de acciones del Betis, quien representaba una línea continuista de Lopera. Castaño había sido directivo durante muchos años cuando el otrora presidente bético estaba al mando del club y su eventual entrada a la presidencia del Betis suponía una vuelta a la casposa y obsoleta forma de hacer las cosas de Lopera.
El beticismo de base, sin el cual este bendito club no sería nada, se rebeló ante tal circunstancia y dio su apoyo mayoritario a Haro y Catalán. Posteriormente, tuvieron que hacer frente a otra Asamblea de accionistas allá por la primavera de 2017 en que sorpresivamente se postuló una nueva candidatura, encabezada por Rafael Salas, que salió derrotada ¿Cuál fue, entre otras, la clave del éxito de Haro y Catalán en este nuevo escollo? La respuesta es sencilla: Lorenzo Serra Ferrer. El balear fue llamado por éstos para encabezar el proyecto en la parcela deportiva y técnica para la temporada 2017-18, ante la debacle en lo que a fichajes se refiere que había supuesto el por entonces director deportivo Miguel Torrecilla (un auténtico desastre, dilapidando una buena cantidad de millones de euros en jugadores de extrema mediocridad y apostando por Poyet en el banquillo).
Así pues, ya puestos en contexto, Serra inicia su tercera etapa en Heliópolis, quedando al frente, en solitario, de la parcela deportiva tras la dimisión de Miguel Torrecilla, quien, sin embargo, dejó un último regalo envenenado: la contratación de un lunático trasnochado para el banquillo. Hablo, por supuesto, de Quique Setién, quien no fue elección de Serra Ferrer, que es un hombre que sabe de fútbol. Torrecilla se despidió del Betis como los aqueos simularon hacerlo de Troya: dejando un regalo envenenado que luego resultaría ser la semilla de la destrucción.
La temporada 2017-18 resultó ser un éxito para el Betis con la consecución del sexto puesto. Serra Ferrer le había dado otro aire al equipo, con la contratación de jugadores que hicieron subir notablemente el nivel de la plantilla. Los Bartra, Tello, Feddal, Javi García y compañía llegan de la mano del balear. Se venía de la más absoluta mediocridad y de nuevo don Lorenzo había obrado el milagro: resucitar, por tercera vez, al Real Betis Balompié. Y es que Serra Ferrer es uno de esos casos de personas tocadas por la Providencia para triunfar en un determinado lugar. Y su lugar es el Real Betis Balompié. Serra y Betis, Betis y Serra es sinónimo de éxito.
Llega la recién terminada temporada 2018-19, con Serra al frente y logrando adquisiciones de jugadores de la importancia de Pau López, Sergio Canales, William Carvalho o Giovanni Lo Celso. Serra Ferrer es un hombre de fútbol y ello cristaliza en fichajes de renombre de jugadores que era impensable vinieran al Betis sólo dos años atrás. Obviamente, la llegada de estos jugadores no habría sido posible sin el crecimiento económico del club, gracias en gran medida a la formidable gestión de Haro y Catalán en el terreno económico, en lo relativo a marketing y publicidad, modernización de las estructuras del club, etc… Y es que éste que suscribe es un gran defensor de la gestión en todas esas parcelas de los actuales mandamases béticos. Pero han pecado de soberbia.

Si hay una figura en el beticismo que concita la aceptación y práctica unanimidad en el grueso de la fiel e ingente afición verdiblanca, ésa es la de Lorenzo Serra Ferrer. Y han ido a tocar a una de las vacas sagradas del beticismo. Según se han desarrollado los acontecimientos y las informaciones que han ido saliendo en prensa, hemos de situar el comienzo de las desavenencias de Haro y Catalán con Serra en las postrimerías del mes de febrero de 2019. El Betis había caído en Copa contra el Valencia tras dilapidar en la ida un 2-0 a favor. Serra tuvo que ver desde el palco cómo, con tal ventaja, el filósofo Setién no hizo nada por amarrar el resultado, dejando a un exhausto y veteranísimo Joaquín de carrilero derecho con toda la banda para él ante un Valencia volcado. Resultado: el empate a 2 del Valencia, entre otras muchas ocasiones de peligro, llegó por aquella banda.
También tuvo el mallorquín que presenciar, seguro con estupefacción, nuevamente desde el palco del Villamarín, la ridícula actuación del Betis ante el Rennes, con Joaquín y Guardado de carrileros largos. Serra Ferrer, avezado hombre de fútbol, no podía permanecer impasible ante tal esperpento y plantea la destitución del cántabro. Haro y Catalán eran partidarios de la continuidad del técnico y en ese tira y afloja con Serra estuvieron durante el resto de la temporada, que terminó siendo un auténtico fiasco, tal y como el mallorquín había vaticinado en caso de continuidad del entrenador santanderino.
Con todo ello quiero decir que el motivo originario de la fricción entre los mandatarios béticos y Serra Ferrer fue el debate sobre si echar o mantener a Setién. De ahí que antes dijera que Torrecilla se despidió dejando su particular y nefasto Caballo de Troya en el Betis.
Toda esta situación desemboca, ya al término de la temporada, en continuos rumores acerca de una reestructuración en la parcela deportiva que se proponen acometer Haro y Catalán, la cual supondría relegar a Serra Ferrer a un papel de mera comparsa. No, señores Haro y Catalán, a un mito del beticismo no se le puede tratar como a un don nadie, máxime cuando ha demostrado sobradamente que vale para el cargo. Y máxime, cuando es venerado por la grada. Aquí lo que hay, entre otras cosas, es un ataque de celos hacia Serra y una obsesión por parte de ellos – sobre todo por parte de López Catalán- de hacer y deshacer a su antojo en la parcela deportiva cuando ha demostrado que de esto del balompié sabe bien poco. Muestra de ello es que era un ferviente defensor del fútbol – si a eso se le puede llamar fútbol- de Setién.
Ya en los compases finales de la semana pasada se anunciaba la incorporación al área deportiva de Ángel Luis Catalina y Jesús Sánchez, lo cual nos hacía adivinar que la marcha de Serra era inminente, pues es una persona que conoce la dignidad y que no iba a pasar por el aro de Haro.
Los hechos se precipitan ayer lunes. Serra llega a Sevilla desde Mallorca, donde estaba pasando unos días de asueto. Y el club anuncia una entrevista a Haro y Catalán por la noche para explicar la “reestructuración” de la parcela deportiva. Blanco y en botella. Todo apuntaba a que Serra Ferrer iba a presentar su dimisión, como así fue. Se ha visto ninguneado y más bien “lo han dimitido”.
La entrevista nocturna a los dirigentes béticos fue penosa, bochornosa. Puesta en escena loperiana, en la TV oficial del club. Aquello no fue una entrevista, sino baño y masaje para Haro y Catalán. Es de tener muy poca decencia, sabiendo la relevancia y el amor que el beticismo tiene por Lorenzo Serra Ferrer, dar la cara de esa forma tan cobarde sin explicar con luz y taquígrafos la verdad. Si de verdad tienes arrestos y vas de frente en un tema como éste, anuncias una comparecencia ante la prensa libre, no ante un subordinado tuyo que te debe servidumbre. Y es esa prensa libre, y no tu subordinado, quien te hace preguntas y repreguntas, te puede desmentir información inexacta o falaz que tú des y puede replicar. Pero no, optaron por una farsa de entrevista al loperiano modo.
La impresión personal que dan los dirigentes béticos es la de querer manejar todo de forma omnímoda en el club. Y Serra era un obstáculo para sus fines. Lorenzo Serra Ferrer siempre ha tenido –y tiene- en su cabeza un Betis grande de verdad, lo cual chocaba con conformarse con quedar décimo comandado por un entrenador desquiciado e inepto. Haro y Catalán terminan decidiendo la destitución de Setién a regañadientes, ya totalmente desairados con Serra, y justifican la marcha del filósofo por la presión de la afición. Y ello hace más ilógica esta dimisión a la que han forzado a don Lorenzo. Si sigues los dictámenes de la afición en cuanto al entrenador, flaco favor te haces si no tienes en cuenta la opinión del respetable en lo referente a una figura canonizada por el beticismo como es la del balear. Y no saben dónde se han metido. Se han cavado su propia tumba. O la pelotita empieza a entrar – y a entrar mucho- o vaticino días difíciles para Haro y Catalán, a quienes la fiel, sufrida y numerosa infantería verdiblanca jamás le perdonará esta afrenta.
Un nuevo palo al beticismo. Pero nadie podrá con él. Parafraseando al insigne periodista sevillano Luis Carlos Peris, amigo personal de Serra, nadie podrá con el mil veces alanceado pero nunca muerto Real Betis Balompié.