El Atlético de Madrid ganó el primer derbi madrileño de la temporada, celebrado en el Metropolitano, al vencer por 3-1 al Real Madrid. Los de Simeone, lograron sus tres goles de cabeza (dos de Morata y uno de Griezmann). Por parte del Real Madrid recortó distancia Kroos cuando iban 2-0. Vimos un Atlético ordenado y valiente, frente a un Real Madrid que mostró carencias graves en defensa y la impresión de que en el ataque tampoco le sobra para los partidos grandes.
Nunca sabremos cómo habría cambiado el plan de partido si en tan solo tres minutos Lino no hubiera recortado hacia dentro y encontrado un centro preciso a la cabeza de Morata, con Alaba de espectador de lujo, comiéndose un balón que sobrevoló su cabeza sin que saltara.
El Atlético cedía balón y terreno a un Real Madrid que, con Camavinga, Valverde, Kroos, Modric y Bellingham como medios, y un Rodrygo, al que la posición de falso nueve está matando, como referencia ofensiva, se dedicaba a moverlo sin crear demasiada inquietud en las bien asentadas líneas colchoneras. El mayor peligro de los blancos venía cuando lograban robar algún balón en la salida colchonera, a veces poco precisa.
Mientras, en ataque, los de Simeone progresaban con Molina y un Lino, que se consagró ayer, rompiendo por bandas. Una progresión ofensiva que tardó mucho en saber frenar el equipo de Ancelotti. Lucas y Fran García no se bastaban, y las ayudas en ataque de Saúl y Llorente llegaban antes y de forma más eficaz que las de Valverde o Camavinga a sus laterales. Así, a los 17 minutos, antes de que el Real Madrid empezara a enterarse de por dónde se le estaba yendo el partido, Lino combinaba con Saúl por la izquierda. El centro del canterano lo cazaba Griezmann, de nuevo en el espacio entre Alaba y Fran García. Era el 2-0.
A base de pura clase, Kroos encontró una solución diferente a los intentos de esláloms de Rodrygo o Bellingham y a los balones colgados a ningún sitio. A los 34 minutos pescó un balón en la frontal, amagó, y chutó con precisión quirúrgica junto a la base del poste derecho de Oblak. Era el 2-1 que recordaba a los colchoneros que, a pesar del buen inicio, redondear la noche no iba a ser fácil. Incluso a poco más de un minuto para el descanso, un fuera de juego de Rudiger dejó sin validez el gol posterior de Camavinga, en acción muy protestada por lo blancos.
Se auguraba en el Metropolitano un segundo tiempo de sufrimiento en el descanso. Los suspiros de los aficionados colchoneros que temían por la resistencia de sus maltrechos corazones se calmaron en poco más de medio minuto tras el arranque. Lo que tardó Lino en volver a progresar por la izquierda, buscar a Griezmann, que abrió a la izquierda para que Saúl volviera a encontrar a Morata en ese lugar sagrado para los rojiblancos ayer: la espalda de Alaba. Allí aparecía el nueve de La Roja para poner un 3-1 que torcía el gesto de un equipo madridista que no daba impresión ayer de tener el cuerpo para heroicidades.
Aunque el balón y el campo seguía siendo de los merengues, y que las entradas de los laterales nuevos (Mendy y Nacho), el refuerzo de Tchouameni para el centro del campo, y la salida de Brahim y Joselu, revitalizaron en parte al equipo, no se veía en el Real Madrid un plan que denotara superioridad. Incluso tuvo el cuarto el Atlético en otro cabezazo de Hermoso, pero se estrelló en el larguero.
El cansancio del Atlético con el paso de los minutos le llevó a acabar encerrándose en su área. Además, el hecho de que Koke solo estuviera para 45 minutos y que Witsel tuviera que retrasar su posición ante la enésima lesión de Giménez, volvió a complicar la posibilidad de dibujar un centro del campo. Azpilicueta y Javi Galán dieron un último aire que completaron Correa y Memphis sujetando algún balón arriba que ayudó a que el final del partido llegara sin más sobresaltos.
Un Real Madrid que, tras una temporada de resultados perfectos, demostró algunas carencias para los días de gran competición. Esos en los que el alto nivel del rival no deja que, apelando solo a la gran calidad individual de sus jugadores, se consiga el éxito. Cuando solo la llegada de Bellingham no es suficiente para optar al gol o la mitad del dúo Kroos – Modric no da para crear suficiente fútbol. O cuando se precisa algo más que Joselu en el área rival. La vuelta de Vinicius dará una nueva opción, pero que todo se resuma al desborde del brasileño puede seguir siendo insuficiente para un equipo que solo opta a la excelencia. Además, al igual que Rodrygo, la falta de un delantero de área en el equipo titular le hará jugar en una posición más centrada que la del año pasado. Veremos cómo se adapta.
Por parte del Atlético, subir y bajar de las nubes, como decía el himno del centenario que compuso Sabina. Lo mismo te empata Provedel, el portero del Lazio, en el minuto 95, que consigues que el jugador de moda, Bellingham, lo más destacable que haga sea una falta que le pudo llevar a ser expulsado. Un tobogán de emociones, lo normal. Apuntó cosas de las que mostró en la segunda vuelta de la temporada pasada. Tiene a un Morata enchufado, a Griezmann dispuesto para todo, una defensa con refuerzos como los de Soyuncu y Azpilicueta que parecen ajustarse como anillo al dedo a lo que busca Simeone y gusta en las gradas. Pero también a un Lino que tiene pinta de hacer olvidar a Carrasco, y el problema de un centro del campo que, cuando aminoren las lesiones, también puede funcionar.
Un Real Madrid que pueda estar por debajo de lo que se espera, junto a un Atlético que maximice correctamente sus posibilidades, pueden llevar a una Liga en la que no solo dos equipos tengan opciones (a la espera de hasta dónde llegue el Barça), y eso será siempre buena noticia. Eso sí, para el nivel Champions sospecho que no les llega a ninguno de los equipos de nuestra Liga. De momento, este partido deja dudas en el Real Madrid, sobre todo en la composición de la plantilla y en el planteamiento de Ancelotti, y levanta la moral al Atlético… salvo próximos pinchazos que puedan venir. Ya se sabe, lo suyo es subir y bajar de las nubes.
Lo que es palpable viendo el partido de ayer y otros del Barcelona es que el nivel de nuestra Liga ha bajado varios enteros y por supuesto no está para competir en Europa.
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