Hoy día, la Unión Europea es un proyecto que todos consideramos asentado y que forma parte de nuestra vida cotidiana, teniendo la gente más o menos consciencia de ello. Sin embargo, Europa históricamente no siempre fue de la mano, sino más bien lo contrario siendo una amalgama de países sin un objetivo común salvo el propio. El fútbol, fiel reflejo en numerosas ocasiones de la sociedad, no era una excepción hasta que hace unos 60 años (con previos intentos tales como la Copa Latina o la Copa Mitrona) se decidió aunar esfuerzos en crear la que a día de hoy es para muchos la mejor competición del mundo de clubes. Hace unos 60 años nació la Copa de Europa.
«El partido del Siglo»
A finales de los años 40 y principios de los 50, los ingleses, inventores de este maravilloso deporte, no tenían literalmente quien les hiciera sombra. Tal era el caso que hasta 1953, solo habían perdido un partido en casa, en 1949 ante la República de Irlanda. Bélgica fue la primera selección en visitar territorio inglés en 1923, desde entonces y salvo la honrosa excepción irlandesa, ninguna selección europea o americana si quiera se acercó a llevarse una victoria. Hasta que llegó el 25 de noviembre del mencionado año 1953, cuando tuvo lugar en el Empire Stadium de Wembley el que pasaría a la historia como «El partido del Siglo».
Hungría llegaba al templo inglés con el apodo merecido de «Equipo de Oro». Campeona olímpica en los Juegos de Helsinki de 1952, número uno en el ranking mundial y con una racha de imbatibilidad de 24 partidos. Todo ello acompañado de un juego que maravillaba al mundo entero desde hacía tres años. Al mundo entero menos a los ingleses. Era por tanto el momento de dilucidar quién era el mejor.

Alineaciones
INGLATERRA | HUNGRÍA |
Gil Merrick | Gyula Grosics (C) |
Alf Ramsey | Jenő Buzánszky |
Bill Eckersley | Mihály Lantos |
Billy Wright (C) | Gyula Lóránt |
Harry Johnston | József Bozsik |
Jimmy Dickinson | József Zakariás |
Stanley Matthews | László Budai |
Ernie Taylor | Sándor Kocsis |
Stan Mortensen | Nándor Hidegkuti |
Jackie Sewell | Ferenc Puskás |
George Robb | Zoltán Czibor |
Walter Winterbottom (E) | Gusztáv Sebes (E) |
Mucha expectación y confianza en la grada de Wembley, hasta que el árbitro pitó y el «Ballet del Danubio» se puso a jugar ante ante la incredulidad de los espectadores y la impotencia de unos jugadores británicos que poco podían hacer. Una vez tras otra, y así hasta seis veces tuvo que ir el guardameta Merrick a buscar el balón en las redes de su portería. Ni siquiera el tener en sus filas al considerado mejor defensa del mundo, Billy Wright, fue suficiente para parar la oleada Magiar.
Tras el descalabro, los ingleses prepararon el partido de vuelta como una cuestión de honor. Sin embargo, el honor quedó pronto por los suelos. Hungría volvió a dominar el partido de cabo a rabo, para acabar con un 7-1 que no hacía sino corroborar lo visto en la ida y coronar a la selección liderada por el apodado como «Mayor Galopante», el gran Ferenc Puskás, como la mejor del panorama futbolístico.
Por suerte para los británicos en aquella época no se transmitían los partidos por televisión, aunque eso sí, al día siguiente tuvieron que ver como las imágenes inundaban los periódicos de todo el país mientras que el telediario previo a la proyección de la película de turno en el cine mostraba a la otrora reina del balompié siendo literalmente destrozada sobre el césped.
Los «Wolves» al rescate del país
En otoño de 1954, el Wolverhampton Wanderers recibía en su campo de Molineux al conjunto húngaro Honved de Budapest, el que era equipo del ejército magiar desde 1949. Poco importaba que fueran clubes, los ingleses vieron la oportunidad de vengar la tragedia del año anterior. Cuando el marcador reflejaba un 0-2 para el equipo visitante, la vergüenza que sentía el inglés medio parecía no tener límite. Sin embargo, Hancocks en el minuto 49 de penalti y un doblete de Swinbourne en el 76 y en el 78 daban la victoria a todo un país.

Los ingleses ya tenían su revancha y a la némesis particular de Puskas, quien no era otro que Billy Wright, medio derecha y posteriormente defensa central que fue el primer jugador del mundo en superar los 100 partidos internacionales.
El impulso francés
En el partido del Wolverhampton hubo un espectador que marcaría la historia del fútbol. Grabiel Hanot, internacional con Francia 12 veces entre 1908 y 1919, promotor del fútbol profesional y enviado especial del diario L’Equipe. Hanot, tras leer las crónicas de los periódicos ingleses no lo dudó dos veces y tituló su sección en el periódico francés con un «No, el Wolverhampton no es aún el campeón del mundo de clubes«. Nacía el germen de la Copa de Europa.
L’Equipe, de la mano de su director Jacques Goddet, apoyó sin dudarlo la idea que había lanzado su compañero Hanot. Europa volvía a levantarse tras dos guerras, la aviación comercial hacía posible los desplazamientos por el viejo continente en un menor tiempo, la televisión comenzaba a dar señales de ser un gigante a aprovechar, muchos campos ya disponían de iluminación lo cual facilitaría poder jugar de noche y entre semana. El momento había llegado.
El 2 de abril de 1955, doce clubes asistieron a la reunión convocada por L’Equipe. Durante dos días se negociaron las bases de la competición que acabarían siendo ratificadas. Asimismo, se creó un Comité Organizador donde Santiago Bernabéu fue nombrado vicepresidente.


La UEFA se mantuvo al margen en un principio ya que prefería centrarse en su competición de selecciones. De hecho, pese a que en primer lugar el torneo sugerido por Hanot recibió el nombre de Copa de Europa se tuvo que cambiar puesto que el organismo internacional llamaba así a su torneo. Por ello la Copa de Europa pasó a denominarse oficialmente como Coupe des Clubs Champions Européens.
El trofeo original simulaba un ánfora griega, fue realizado por el orfebre francés Arthus Bertrand, medía 50,5 centímetros y pesaba 10kg. No estaba previsto que el campeón se quedara de forma definitiva con el mismo, sino que lo disfrutaría un año y lo entregaría al siguiente ganador. Así sucedió hasta 1967. La primera edición de la Copa de Europa se disputó en la temporada 1955/56.
Participantes
Real Madrid CF | Campeón de España |
Sporting Club de Portugal | 3er clasificado de Portugal |
MTK Budapest FC | Subcampeón de Hungría |
Partizán de Belgrado | 5º clasificado de Yugoslavia (Campeón de Copa) |
Servette Football Club Genève | 6º clasificado de Suiza |
SK Rapid Viena | 3er clasificado de Austria |
PSV Eindhoven | 3er clasificado de los Países Bajos |
AC Milan | Campeón de Italia |
Rot-Weiss Essen | Campeón de Alemania |
Fußball-Club Saarbrücken | Campeón del Ptdo. del Sarre (Alemania) |
Århus Gymnastikforening | Campeón de Dinamarca |
Stade de Reims | Campeón de Francia |
Gwardia Varsovia | 4º clasificado de Polonia (Campeón de Copa) |
R.S.C. Anderlecht | Campeón de Bélgica |
Djurgårdens IF Fotboll | Campeón de Suecia |
Hibernian Football Club | 5º clasificado de Escocia |
Sería finalmente el Real Madrid quien se alzara con el cetro continental tras ganar en la final al histórico Stade de Reims. Desde aquel 1956 solo dos equipos españoles como el FC Barcelona y el propio conjunto blanco han podido ganarla. Algunos, Valencia o Atlético de Madrid, han estado cerca. Sin embargo el Real Madrid es el claro dominador, un Madrid que considera a la Copa de Europa, su competición.
Esta fue la historia de una idea que, como otras muchas, fue tachada de locura cuando un visionario como Hanot la propuso y sus compañeros la apoyaron. Bendita locura.