El 12 de noviembre de 1986 fue la primera vez que acudía al estadio Benito Villamarín. Se jugaba un partido de la fase clasificatoria para la Eurocopa de 1988 en Alemania. España iniciaba su camino hacia el torneo continental enfrentándose a Rumanía. Ese día, mi debut en las gradas de Heliópolis, coincidió con el estreno internacional de nuestro protagonista de hoy: Juan Carlos Arteche.
A mi me faltaban tres meses para cumplir 5 años, pero tengo algunos recuerdos de ese partido. Entre mi buena memoria (el gol lo recuerdo a la perfección) y las cosas que me cuenta mi padre, hacen que tenga imágenes nítidas de esa noche. Por ejemplo, que al ver claro que la jugada que inició Arteche terminaría en gol, levanté la bandera antes de tiempo, impidiendo ver a mi tío Javier como Michel lograba marcar.

España, entrenada por Miguel Muñoz, salió al terreno de juego con Zubizarreta; Chendo, Arteche, Sanchís, Camacho; Víctor Muñoz, Michel, Gallego, Julio Alberto; Butragueño y Rincón. También participaron Señor y Eloy. En Rumanía había jugadores muy conocidos al pasar, posteriormente, por equipos de la Liga: Hagi, Lacatus, Belodedici o Balint. Esa selección rumana tenía muchos futbolistas del Steaua de Bucarest que logró ganar la Copa de Europa en 1986.
Nuestro protagonista de hoy, se formó en la cantera del Racing de Santander. El cántabro era un central potente, expeditivo y con un gran dominio del juego aéreo. En 1978 fichó por el Atlético de Madrid, donde jugó más de trescientos partidos en Primera División, siendo el cuarto futbolista colchonero con más encuentros en la máxima categoría.
El final de su carrera estuvo marcado por el enfrentamiento que tuvo con Jesús Gil, que llegó a despedir a Arteche. El central denunció el caso ante la Justicia y salió vencedor de aquel procedimiento, aunque apenas pudo disputar un par de partidos más con el Atlético antes de retirase en 1989. Arteche, que hoy habría cumplido 60 años, falleció en octubre de 2010 tras una larga enfermedad. Siempre le he guardado un especial cariño a este futbolista por el recuerdo de aquel partido ante Rumanía, en el que yo pisé, por primera vez, las benditas gradas del Benito Villamarín.