Pues ya tenemos la primera referencia del Barsa de Xavi y la verdad es que se vieron cosas nuevas y prometedoras. Antiguos signos de identidad que cualquier culé pudo reconocer fácilmente.
Ya con la alineación del joven Ilias demostró el técnico del Barsa que por encima de los jugadores está la idea. Jugar con al menos un extremo es innegociable. Si por lesiones no cuentas en la plantilla con este perfil pues buscas en el filial. El filial como suministro de talento al primer equipo, lo que siempre tuvo que ser. Buen mensaje al equipo y a los jóvenes que saben que en el banquillo del Camp Nou hay un entrenador dispuesto a dar oportunidades sin mirar el carnet de identidad.
La primera parte fue un monólogo con ciertos toques de vendaval. Eso sí, como de costumbre sin gol. Presión altísima con Éric y Piqué asumiendo el riesgo de que los delanteros del Espanyol se giraran y llegaran solos. Movilidad de todo el equipo con especial mención a los interiores.

Se adelantó el conjunto blaugrana gracias a un penalti discutido. En mi opinión lo fue ya que la pierna izquierda de Leandro Cabrera impacta, eso sí levemente, con la de Memphis. Es el fútbol que tenemos hoy día.
Durante los primeros 45 minutos el Espanyol fue una mezcla de incomparecencia y excesivo respeto al rival. No sería hasta el último tramo de la segunda mitad cuando los de Vicente Moreno pusieran verdaderamente contra las cuerdas al equipo de Xavi. Embarba comenzó a jugar y el equipo perico lo notó. Si Dimata o el propio Raúl de Tomás hubieran estado un poco más acertados la cosa habría terminado en funeral blaugrana.
No fue así, y quizás es esa pizca de suerte la que necesita un proyecto nuevo. Sobre las victorias es más fácil que los jugadores compren el discurso del entrenador. Ayer vino la primera y el martes una prueba de fuego.
Muy bien en rueda de prensa Xavi dando argumentaciones técnicas y asumiendo que el bajón del equipo fue por una falta de entendimiento de conceptos más que por bajón físico. Se agradece que no se busquen excusas y que no haya límite en las explicaciones.
Arranque positivo, sin lanzar las campanas al vuelo pero a fin de cuentas positivo.