En escasas semanas, la población europea acudirá a las urnas para elegir a los representantes comunitarios que defenderán los derechos de la Unión en dos parlamentos: el de Bruselas y el de Estrasburgo. Cuando uno visita el barrio europeo de esta coqueta ciudad del este de Francia, se encuentra la modernidad y la opulencia que una institución así requiere, pese al descrédito que se empeñan en lograr los eurodiputados que sólo acuden al mismo en contadas ocasiones.
Por ello, choca que en este contexto no haya un equipo a la altura de una ciudad que presume de ser uno de los epicentros políticos de Europa. Más sorprenderá, en el desarrollo del artículo que el motivo sea de índole económico. Sin embargo, un servidor, quizás romántico del fútbol, intentará sacar del ostracismo, aunque sea por unas líneas, a un club que fue grande de Francia: el Racing Estrasburgo.

Para entender la historia de un ente fundado hace más de cien años, 108 concretamente, hemos de comprender el valor que su situación ha tenido a la hora de su configuración. Alsacia es una región que linda con Alemania, es el límite en el este, y la influencia de lo germano en el territorio se plasma en cada rincón, sin olvidar el dialecto alsaciano, muy similar al alemán. Sólo hay que acudir al nombre original del club, FC Neudorf, para reconocer este hecho.
Porque el club cuando se crea, es un equipo alemán, aunque después volviera a ser francés. Por lo tanto, a todo ello hay que sumar la propia nacionalidad variable de la región, que volvió a ser alemana más tarde durante la ocupación nazi. Este último cambio obligó la permuta del nombre por el de Rasensport Club Strassburg y más importante aún, a abandonar la Primera División francesa, a la que había llegado en 1934, para competir en el campeonato alemán. Como anécdota, en el 39, año de comienzo de la II Guerra Mundial, los habitantes de Estrasburgo son evacuados al sur, con lo que el club juega ese año como amateur en Périgueux, una localidad a unos 800 kilómetros de distancia.
La historia de los equipos de fútbol siempre está salpicada por ciertos golpes de suerte. Si el SR Colmar no hubiera disuelto su sección profesional en el 49, el Racing hubiera bajado a 2ª y difícilmente hubiese logrado conquistar su primer título, en 1951, una Copa de Francia que llegaba tras dos finales perdidas. Pero el año 64 difícilmente podrá ser olvidado por los aficionados más longevos. El equipo eliminará en la Copa de Ferias al Milán y al Barcelona antes de sucumbir ante el gran Manchester United.
El destino le depararía un premio a esa hazaña un año después, brindándole su segunda Copa de Francia. Los 70 empezarían con incertidumbre y la fusión con un equipo amateur, los Pierrots, situación que duraría siete años. Y entonces llegó él, Gilbert Gress, al banquillo de La Meinau. Un yeyé, un pionero del fútbol globalizado. De futbolista fue capaz de jugar en país ajeno, Alemania, y al banquillo trajo aires de modernidad para un equipo identitariamente ascensor. Dos años le bastaron (en el primero quedaron terceros), para llevar al equipo en 1979 a una cima que nunca más llegaron a alcanzar: conquistar la Liga.

Lo bueno nunca dura para siempre, y las desavenencias entre el atrevido Gress y la directiva provocaron una ruptura incomprendida por las gradas y que relegó al equipo a divisiones inferiores durante unos sombríos años 80. Fue en 1992 cuando el club vuelve a la élite y disputa tres años más tarde comandados por el zar, Alexander Mostovoi, una nueva final de Copa de Francia, que pierden ante el PSG. Los penaltis le darían sólo dos años después un nuevo título: la Copa de la Liga.
Más tarde volvería la incertidumbre a los despachos. El Ayuntamiento le vende su parte del capital, el 49%, a un grupo inversor que aguantará sólo cinco años en el club. La Copa de la Liga de 2005 con Mamadou Niang como estrella volvería a cubrir de gloria al conjunto azul, aunque sería efímera.

Una mala gestión deportiva con la venta de jugadores clave y el empobrecimiento de la plantilla los condena al descenso en 2008. Sin embargo, la situación parecía que se revertiría al año siguiente, algo que finalmente no pasó, y dos años en 2ª para un club tan convulso desembocaron en la fatídica temporada 2009/2010.
Cinco presidentes distintos y varios entrenadores en sólo un año llevaron al club a la debacle deportiva y el descenso a 3ª (National), aunque se salvaran ad limitum de una caída mayor por motivos financieros. El verano de 2011 transcurrirá en los despachos y la crisis financiera absoluta de la institución lo hará comenzar la temporada en 5ª división (CFA 2).

El equipo necesitaba un cambio de timón, un cambió de timón barato. 1 euro le costó el club a Marc Keller y compañía, ya que el gasto vendría con las deudas a pagar. En esos dos años, el Racing Estrasburgo, que ahora ostenta también el nombre de la región, Alsacia, ha ascendido consecutivamente dos categorías, aunque este año le vayan las cosas algo peor en la 2ªB francesa.
Lejos quedan ya los ecos de los grandes partidos en La Meinau, las citas europeas, Raymond Domenech, Frank Leboeuf, Stephane Cassard o cómo no, el hoy de moda por la semifinal de Europa League, Kevin Gameiro. Nadie sabe en Estrasburgo cuándo volverán a ver jugar en el mítico estadio de La Meinau a las grandes estrellas de la Ligue 1, ni siquiera si el club seguirá vivo y no perecerá en un despacho.
Lo que sí sé yo, y los que amamos este deporte, es que ese aficionado que aún guarda en el paladar las mieles del triunfo seguirá llenando las gradas del vetusto estadio (afluencia media de 6.000 espectadores) para animar a unos desconocidos que juegan en 3ª. Esperemos que el vil metal, que todo lo puede no impida que dentro de unos años podamos escribir un artículo que titular “Aquí renace el Racing Estrasburgo”.
Enhorabuena por tu artículo. La verdad es que es increíble que una ciudad como Estrasburgo donde se mueve tanto dinero no tenga un equipo potente en Europa.
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En esñapa nos parece raro que una ciudad donde se mueve tanto dinero no tenga un equipo en primero, porque nos parece que en todas las ligas hay un madrid y un barcelona al que se lo regalan todo ¿verdad gingerand?
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No necesariamente me refiero a Madrid o Barcelona. Mira el caso del PSG donde lo han comprado unos árabes. A mi me llama la atención que siendo Estrasburgo una ciudad tan importante a nivel europeo no haya nadie que invierta en el equipo porque, nos guste o no, detrás del fútbol hay muchos intereses y negocios.
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Gracias «yomismo» por seguirnos. Esperamos que disfrutes de nuestra página. Un saludo de parte de todo el equipo de TresCuatroTres.
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