Hay un mal endémico entre muchos aficionados y la presa futbolística: lanzar las campanas al vuelo. Esta semana, en la Sevilla verdiblanca, hemos tenido una buena dosis de este “enfermedad”, provocada por el buen debut de Charly Junior Musonda.
La mesura, la paciencia, el temple y la prudencia a la hora de valorar a un jugador de fútbol debería ser obligatorio. No se puede encumbrar a un muchacho de diecinueve años que jugó el pasado domingo su primer partido como profesional. Así solo se consigue perjudicar al futbolista, si él y su entorno de influencia, no tienen las ideas claras y las cabezas bien amuebladas.

Existen una gran cantidad de casos de jóvenes jugadores que se quedaron en eternas promesas porque no supieron canalizar toda las expectativas que crearon al debuta en la élite. Y ellos, quizá, sean los menos culpables, en la mayoría de los casos. No se puede endiosar y alabar a niños que han crecido demasiado rápido y que tienen la vida solucionada extremadamente pronto, porque se les puede volver en su contra toda esta euforia desmedida.
Partiendo de la base de que el partido de Musonda frente al Valencia C.F. fue excelente, me parece excesivo que haya medios de comunicación que publiquen que Charly puede ser la sorpresa de Bélgica para la Eurocopa. Y el tirón de orejas también tiene que ir para los aficionados que ven en el joven jugador procedente del Chelsea a la reencarnación de Garrincha.
Hemos de ser justos y consecuentes. Es cierto que las condiciones de Musonda son espectaculares y que, de seguir con la progresión que se le presupone, va a ser un futbolista importante en unos años. Hace tres años, un amigo mío ya escribió en el Blog “Descubre las promesas del mundo del fútbol” un artículo sobre los tres hermanos Musonda, destacando las buenas cualidades de cada uno de ellos.
Por el bien del Real Betis y por el del propio Musonda, ojala que en estos meses sea capaz el futbolista de seguir demostrando que las expectativas que hay en torno a él son ciertas. Pero paciencia por favor, mucha paciencia.