No soy economista, pero sinceramente no creo que haya que serlo para darse cuenta de que los criterios financieros que está usando la patronal respecto a los clubes de Primera División son desmesuradamente estrictos. En mi opinión, los clubes profesionales del fútbol español deberían llevar el debate sobre a donde quieren que vaya su competición.
Entiendo que el FC Barcelona, producto de las barbaridades realizadas por la anterior junta directiva de Bartomeu con sueldos y fichajes lejos de las cifras del mercado, haya tenido problemas económicos hasta el punto de tener que vender parte de su patrimonio. La magnitud del estropicio ha provocado una reciente primera venta de derechos audiovisuales por un valor de 200 millones de euros. Millones que han sido utilizados para, por un lado cuadrar el presupuesto de la temporada ya finalizada haciendo frente a los pagos de las deudas corrientes (aquellas con un vencimiento más cercano), y por otro para inscribir a los fichajes que han llegado con la carta de libertad.
Lo sorprendente del caso es que si quitamos de la ecuación al conjunto culé, siguen siendo muchos los conjuntos que se han visto con serios problemas para cuadrar sus cuentas. Cuesta entender como algunos de estos clubes, siendo equipos grandes que disputan competiciones europeas de manera recurrente y que no parece a simple vista que realicen dispendios desproporcionados (o al menos si lo hacen puntualmente suele verse precedido de alguna venta previa de parecida proporción) tengan que hacer frente al mismo problema.
Entiendo que todo el mundo quiere una competición limpia donde los clubes sean sostenibles financieramente. Este hecho tiene hasta cierto punto su lógica debido a las anteriores épocas de dispendio descontrolado que sufrió el fútbol español. Con deudas desorbitadas principalmente con la Seguridad Social. Sin embargo, llevada al extremo o a la ausencia de lógica, lo que parece a simple vista una medida acertada y aplaudida por todos se puede convertir en el caballo de Troya que devalúe la competición. Hasta tal punto está siendo el despropósito, que la propia Liga ha tenido que dar una moratoria de unos días a los clubes que no hayan cerrado el ejercicio 21/22 con sus números en negro si demuestran que hay operaciones de venta realizadas en los últimos días de junio pero que por motivos administrativos no se han podido todavía ejecutar.
En definitiva, recurriendo a la conocida expresión «ni tan calvo, ni con dos pelucas», no nos pasemos de puristas que al final podemos encontrarnos con una Liga devaluada y a merced de que la desmantelen equipos de fuera.
Muchas veces el equilibrio en las tomas de decisiones,y en materia económica,es complicado,pero mi criterio en esta cuestión va más en la línea de lo que está haciendo la Liga porque es así y el Barcelona se encuentra en una situación difícil,pensemos si se flexibiliza la norma lo que podría suceder,y si nuestra competición se devalúa es porque no genera ingresos que la vayan potenciando ni contamos con inversores financieros importantes como con la Premier.Y yo pese a todo prefiero unos clubes manejados por gente que sienta y viva su equipo que advenedizos de fuera con criterios ajenos al alma del club.
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