Hristo Stoichkov, antes de llegar al borde del área, levantó la cabeza y armó su pierna izquierda. El balón, teledirigido, limpió de telarañas la escuadra derecha de Zetti para otorgar al Barcelona, gran favorito del duelo, la ventaja en la final de la Copa Intercontinental de 1992.
Sin embargo, a los 26 minutos, Müller realizó una gran jugada individual por la banda izquierda de su ataque y centró la pelota al punto de penalti donde Jenofonte, en un extraño remate, golpeó al cuero con su estómago para equilibrar el marcador.
Ya en la segunda mitad, a solo 11 minutos para el final, de nuevo Jenofonte se encargó de lanzar perfectamente una falta al borde del área azulgrana y colocó por delante al Sao Paulo para derrotar al todopoderoso equipo de Cruyff y conquistar así la primera Copa Intercontinental de su historia.
El “Dream Team” español, con figuras como Zubizarreta, Koeman, Guardiola, Michael Laudrup o el propio Stoichkov, sucumbía ante Telé Santana y sus hombres, entre los cuales, además del citado Jenofonte, había grandes jugadores como Cafú, Palhinha, Toninho Cerezo o Müller.
Esta crónica podría haber sido totalmente real si Raimundo Souza no hubiese hecho caso a su esposa, que ya estaba harta de nombres de filósofos griegos, pues sus tres hijos mayores se llamaban Sócrates, Sófocles y Sóstenes. Así pues, el hombre tuvo que ceder en su empeño y cambiar Jenofonte, como era su intención por Raimundo.
Lo que sí es rigurosamente cierto es el resultado del encuentro y el protagonismo absoluto de Raí Souza Vieira de Oliveira, que fue la gran estrella del choque y anotó las dos dianas que dieron la victoria a su equipo.

Raí fue siempre más conocido por ser el hermano de Sócrates, otro excelente futbolista brasileño que fue pieza fundamental en la sublime escuadra carioca que participó en el Mundial 82, quedando para siempre en la memoria de bastantes aficionados al fútbol.
El palmarés de Sócrates en cuanto a títulos se limitó a un puñado de conquistas nacionales con Botafogo, Corinthians y Flamengo. Además, consiguió algunos galardones individuales, como el de mejor jugador de Brasil en 1982 y futbolista del año en Sudamérica un año más tarde.
Raí, por su parte, también ganó títulos brasileños con Sao Paulo, así como ligas y copas de Francia con el París Saint Germain. Además, el hermano de Sócrates consiguió trofeos internacionales como 2 Copas Libertadores, la citada Copa Intercontinental y una Recopa de Europa. Todo ello sin olvidar, lógicamente, sus conquistas con la selección de su país, como unos Juegos Panamericanos, la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Seúl y la Copa Mundial de 1994, donde ejerció como capitán en varios partidos. Individualmente, Raí fue distinguido como futbolista sudamericano del año en 1992.
Por si fuera poco, el hermano de Sócrates fue elegido como mejor jugador del siglo XX en Sao Paulo y mejor jugador de la historia del PSG, por delante de cracks como Weah o Ginola.
Por lo tanto, resulta curioso que, a pesar de poseer un palmarés mucho más amplio que el de su hermano mayor, fuese más conocido Sócrates, a pesar de que el hermano pequeño no tuviese, en absoluto, nada que envidiarle, en cuanto a calidad.
No trato, ni mucho menos, de efectuar una comparación entre dos estrellas mundiales, de los cuales me confieso, además, un ferviente admirador.
Solo me gustaría que a un jugador con tanto talento como Raí se le recordase como lo que fue, un auténtico fenómeno, acabando para siempre con la famosa coletilla de “hermano de…”.