En la película “La Gran Evasión”, se cuenta como 76 aviadores presos en un campo de concentración de Polonia, durante la II Guerra Mundial, consiguieron escapar, protagonizando una de las fugas más famosas de la historia.
Algo parecido ocurrió en la Premier League de la temporada 2014-2015. Ese año, el Leicester había vuelto a la máxima categoría tras una ausencia de diez años. Para ese regreso, el equipo se reforzó con futbolistas como Leonardo Ulloa, Andrej Kramaric y el veterano centrocampista argentino Esteban Cambiasso.
Los zorros no comenzaron mal, con un empate frente al Everton y una victoria, en la cuarta jornada, ante el Stoke City (0-1). Una semana más tarde, el Leicester perdía ante el Manchester United por 1-3, pero logró revertir el tanteo hasta imponerse por un espectacular 5-3, convirtiendo aquella tarde en mágica para sus aficionados, con los goles de Ulloa (2), Nugent, Vardy y Cambiasso. Parecía que el recién ascendido se postulaba como la gran sorpresa positiva del campeonato, pero nada más lejos de la realidad.
A continuación, el Leicester encadenó una tremenda racha de 11 partidos sin conocer la victoria, con el único botín de un pírrico empate sin goles frente al Sunderland. Así se llegó hasta la última jornada de la primera vuelta, cuando derrotaron al Hull City. A continuación, el equipo pudo rehacer un poco su trayectoria empatando con el Liverpool y derrotando luego al Aston Villa. Las esperanzas volvían a renacer, pero se trató de un espejismo ya que el club entró en otra nueva dinámica negativa al cosechar, tan solo, un empate en ocho encuentros.
El Leicester cayó inevitablemente hasta la última posición de la tabla. Una clasificación que mantuvo durante seis largos meses, con lo que evitar el descenso se convertía en una misión casi imposible.
Faltando solamente 8 jornadas, los zorros volvieron a sorprender, aunque, esta vez, en sentido positivo. Cuatro victorias consecutivas, ante West Ham, West Bromwich, Swansea y Burnley, aclaraban el panorama del equipo. Pero un negro nubarrón se oteaba en el horizonte. El campo del Leicester (King Power Stadium), recibía la visita del Chelsea, que, para colmo, se jugaba la posibilidad de ser campeón de la Premier si conseguía la victoria. El Chelsea no falló y ganó el partido (1-3) y el campeonato.
El Leicester asimiló el varapalo de la mejor manera posible, ganando los dos siguientes encuentros ante Newcastle y Southampton. Con esas seis victorias en siete partidos, la utopía de la salvación se convirtió en realidad. Incluso, se despidió la temporada a lo grande goleando en su estadio al Queens Park Rangers por 5-1.
Aquella gesta sin precedentes se conoció en Inglaterra como “The Great Escape”.
La siguiente temporada, el Leicester apostó por un veterano técnico como el italiano Claudio Ranieri. Los zorros aprendieron la lección de la temporada anterior y volvieron a sorprender al mundo. Ya que, al finalizar la primera vuelta del campeonato, estaban, a diferencia del año anterior, en todo lo alto de la clasificación. Y así acabaron, conquistando su primer título liguero.
Por lo tanto, en doce meses, el Leicester pasó de ser un más que posible equipo de la segunda categoría a ceñirse la corona de laurel que distingue a los campeones.
Toda una sorprendente y agradable transformación.
Las curiosidades, la historia de este deporte y una señal más de que las competiciones de larga duración son campo abonado para contemplar cómo aunque se llamen de la regularidad,y el equipo que mantenga el tipo en todo el recorrido sea el candidato a obtenerla,la mayoría de clubes como en el caso expuesto del Leicester pasan por etapas de irregularidad más o menos marcadas que los hacen bailar en la clasificación cambiando objetivos y estados de ánimo,estos equipos bipolares ayudan en su conjunto a hacer más apasionante los campeonatos.
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