Viendo el partido del Barsa de ayer contra el Celta de Vigo, uno tiene la duda de lo que le sucede al conjunto de Luis Enrique. Las opciones se podrían resumir en dos:
- El equipo no sabe a lo que juega (mal asunto).
- El equipo sabe a lo que juega (peor aun).
La cuestión es que llevamos 10 partidos de Liga y 3 de Champions y a día de hoy el Barcelona está a medio camino entre lo que un día fue, lo que quiere y lo que verdaderamente es.
Nos vendieron renovación de plantilla y esta se ha llevado de aquella manera. Nos aseguraron que el estilo no se negociaba y ayer el mediocampo terminó con dolo de cuello de ver balones aéreos pasar.

Cierto que el Barsa generó ocasiones para dar y tomar y que el portero visitante se erigió en el mejor del partido. Pero no nos engañemos, el equipo no funciona y lo que es más preocupante es que uno no sabe si en la plantilla hay soluciones.
No seré yo el que me una a la hermandad de la complacencia de algunos jugadores y de ciertos medios de comunicación que ayer tenían el cuajo de titular justo al terminar el encuentro “Los palos evitan la derrota del Barsa”.
Lejos quedan ya los primeros partidos de Liga donde una afición ansiosa coreaba el nombre de su entrenador. Donde se oían cosas como “Por fin un entrenador que los hace correr y que tiene las cosas claras”.
El Barsa ha comprado ya las tres primeras letras de la palabra maldita, y a día de hoy va camino de terminarla de conseguir.
P.d.: DEP Biosca, un grande entre los grandes.
Pd2: Ayer no se permitió mostrar una pancarta con el mensaje “la peor directiva de la historia”. La libertad de expresión ha de ser tolerada siempre, pero sobre todo en el Camp Nou, la casa del socio y verdadero dueño del club.