Sí, fui uno de esos valientes que se sentó 90 minutos (más el descuento) frente al televisor para ver el insufrible Getafe – Barcelona del sábado. Que los partidos en el Coliseum Alfonso Pérez no son de los que hacen afición es algo que sabía, pero que el Barsa iba a ser incapaz de hacer un gol, no.
Cuatro son ya los puntos que saca al conjunto culé un Real Madrid pletórico con aire de invencible. Sin embargo, las sensaciones futbolísticas indican una diferencia aun mayor. Tras haber criticado (con toda la razón) hasta la saciedad a Zubizarreta, hoy voy a centrarme en el banquillo.
He de confesar que la llegada de Luis Enrique este verano no me volvió loco. Psss, sí, está bien, mejor que Martino será…Los entrenamientos antes del inicio de temporada mostraban una actitud tremenda de los jugadores y la sensación de que tras varios años el Barcelona volvía a tener entrenador.
Hoy, cuando se llevan ya cuatro meses de competición no solo no ha demostrado que tenga nivel Barsa sino que su intervencionismo roza el esperpento. En este tiempo ha completado 14 zagas diferentes, 13 centros del campo distintos y 8 delanteras. Dos de los futbolistas más utilizados son Alves y Xavi con los que no se contaba en verano. Jugadores como Rakitic, llamado a hacer cosas grandes en el Barsa, no sabe a día de hoy donde tiene la mano derecha debido a sus cambios de posición constantes.
Criticábamos el inmovilismo de Martino pero Luis Enrique no tiene ni papa de lo que quiere. Y lo peor de todo es que cuando se decida, si es que alguna vez lo hace, la diferencia con los mejores de Europa será insalvable.